El matrimonio problemático del Duque vendado - Capítulo 23
Capítulo 23 – El plan en marcha (Parte 2)
“Te amo.”
Justo cuando Alfred iba a pronunciar esas palabras, unos pasos apresurados resonaron en el salón de música.
Al volverse para proteger a Sierra, vio a Gordon y Koldy jadeando.
—¿Qué sucede?
Preguntó brevemente. Gordon recuperó el aliento y habló:
—Verá… ha llegado un mensajero urgente del rey. Actualmente, un gran número de nobles se han agolpado en el castillo, diciendo que Lord Alfred debería ser despojado de su título de duque de Besqueler… y parece que será difícil para Su Majestad contenerlos solo. Le ha pedido que se dirija al castillo inmediatamente.
El único que había reconocido a Alfred y le devolvió el título de duque fue el propio rey.
Pero las dudas sobre si era o no un impostor aún no se habían disipado completamente, y la mayoría lo veía como un misterioso hombre vendado protegido por el rey.
Además, ese hombre vendado estaba muy cerca del rey como cabeza de la familia ducal de Besqueler.
En realidad, era solo un peón, usado y manipulado, pero los que no sabían eso, no lo veían así.
Y justo cuando esa situación empezaba a incomodar a algunos, la favorita del rey y portadora de la bendición de la diosa Musearia, la Cantante ciega, se casó con el Duque vendado.
Por orden directa del rey. A los ojos del público, parecía como si el rey le hubiera concedido incluso la bendición divina.
(Ya veo. Pensaban secuestrar a Sierra y hacer que declarara ante el rey que soy un impostor).
Mientras Alfred analizaba la situación con calma, Koldy también habló:
—Los hombres de anoche actuaron siguiendo la señal, tal como lo ordenó, mi señor. Seguramente, todo comenzó a moverse al ver esa señal.
A esos hombres, Alfred les había dicho que avisaran que el secuestro había tenido éxito.
Lo ideal hubiera sido que el cerebro detrás del plan saliera directamente, pero al parecer usaban fuegos artificiales pequeños como método de comunicación.
Probablemente porque podían verse desde lejos.
Al ver la señal, los nobles actuaron.
Una acción tan audaz como irrumpir todos juntos en el castillo.
Seguramente tenían la total confianza de que lograrían que Alfred admitiera ser un impostor.
Si en ese momento Sierra hubiera estado realmente secuestrada, Alfred habría estado en desventaja.
Solo bastaba con mencionarla para obligarlo a aceptar lo que dijeran.
Los nobles habían planeado secuestrar a Sierra para arrebatarle con seguridad el título de duque de Besqueler.
Pero ahora, Sierra estaba en los brazos de Alfred, sin un solo rasguño.
Con una expresión algo preocupada, se entregaba a los brazos de Alfred.
Él le acarició la cabeza para tranquilizarla y, suavemente, soltó el abrazo.
—Entendido. Me dirigiré al castillo ahora mismo.
Ser convocado por el rey Zylac significaba que ya no podía seguir evitando esto.
Era hora de abandonar su vida reclusa, en la que dejaba sin resolver los asuntos de la casa Besqueler mientras las sospechas de ser un impostor seguían sin aclararse.
—Lord Alfred, le estaré esperando.
Sierra colocó su mano sobre el pecho de Alfred y le sonrió suavemente.
Alfred no podía llevarla consigo al castillo. Necesitaba cerrar un ciclo por sí mismo.
Y parecía que ella lo entendía.
Como aquella noche, no trató de detenerlo.
Confiando a Gordon y a los caballeros el cuidado de Sierra y de la mansión, Alfred partió solo hacia el castillo real.
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