El matrimonio problemático del Duque vendado - Capítulo 20
Capítulo 20 – La novia bajo amenaza
Aquella tarde.
La novia del Duque Vendado había salido sola a la ciudad.
Los hombres que vigilaban la mansión de la familia ducal Besqueler no tardaron en seguirla.
La novia ciega llevaba en la mano un bastón blanco y caminaba tambaleándose hacia un callejón poco transitado.
Para los hombres que planeaban secuestrarla, era una oportunidad perfecta.
No se preguntaron por qué la novia estaba sola en un lugar tan desierto.
Simplemente, en silencio, se acercaron a ella.
Y entonces…
—¡Hyaaaaaaaah!
Los que gritaron fueron los propios hombres.
Justo donde no había nadie un segundo antes, apareció un hombre envuelto en vendas blancas.
Y ese hombre, usando las vendas como si fueran un látigo, los inmovilizó atándolos.
—Bueno… aquellos desvergonzados que han osado poner sus manos sobre mi adorable esposa… merecen un castigo.
En medio de la penumbra, la voz del Duque Vendado resonaba de forma escalofriante.
La única que sonreía sonrojada al escuchar esa voz… era su esposa.
***
—¿Quién los envió? ¿Cuál era su objetivo?
Con voz baja y helada, Alfred los interrogó.
Los tres hombres capturados en la ciudad estaban ahora en el sótano de la familia Besqueler.
Ese sótano era originalmente un almacén para herramientas necesarias en escultura o construcción.
Había grandes aparatos, sierras, y cuchillas de formas especiales.
Si además mantenía la habitación en penumbra, no costaba trabajo imaginarla como una sala de tortura.
Y si, además, alguien había escuchado las historias del temido Duque Vendado… no podía evitar sentir pánico.
Tal como Alfred pretendía, los hombres temblaban y tenían los ojos llenos de lágrimas.
¿Cómo se atrevieron a aceptar un trabajo así, siendo tan fáciles de asustar?
Alfred se lo preguntaba con hastío… pero aun así no les mostraría piedad.
—Si no me proporcionan información útil… saben lo que les espera, ¿verdad?
Tomó un cuchillo afilado que estaba apoyado contra la pared y lo acercó a la mejilla del hombre que parecía más aterrorizado, con sudor frío corriendo por su rostro.
—La piel humana… ¿no te parece algo muy curioso?
Alfred representaba así el rumor que circulaba sobre él: que coleccionaba piel humana.
—N-Nos dijeron… que teníamos que secuestrar a la novia del Duque Vendado… para amenazarlo… dijeron que había que deshacerse de la impostora…
Justo cuando Alfred iba a deslizar la hoja del cuchillo, el hombre no pudo resistir más y respondió.
—¿Quién dio esa orden?
—N-No lo sé… A mí solo me interesaba el dinero… no me importa quién fuera el jefe… pero… lo que sí sé es que no era solo uno. Por la ropa y su forma de hablar… todos parecían nobles. Además… parecía que te odiaban a muerte…
Pálido como un muerto, el hombre hablaba a toda prisa.
Los otros dos, igual de aterrados, movieron la cabeza diciendo que tampoco sabían nada.
A pesar de que Sierra había servido de cebo, los que habían mordido el anzuelo eran solo tipos inútiles.
Si los hubieran dejado realmente secuestrarla, quizás habrían podido llegar hasta el verdadero autor intelectual…
Pero Alfred jamás permitiría que Sierra corriera un riesgo así.
Mientras pensaba en eso, Alfred sonrió de manera siniestra.
Pero tal vez aún pudiera mover las piezas del tablero… usando el intento de secuestro para provocar que los nobles que estaban detrás hicieran algún movimiento.
Alfred les susurró a los hombres ciertas instrucciones… y luego los dejó ir.
Por supuesto, tras hacerlos bailar lo suficiente, más tarde serían arrestados por los caballeros.
(Sea quien sea… haré que se arrepienta toda su vida de haber intentado ponerle un dedo encima a Sierra…)
Reportar problema
Si hay algún problema con la carga del capítulo, házmelo saber mediante un mensaje directo a la página de Facebook.
Me encuentras en Facebook como: MangaRomance19