El matrimonio problemático del Duque vendado - Capítulo 1
Capítulo 1 – Un matrimonio repentino
『A mi fiel juguete:
Como estás ahí solo en tu territorio, cargando con la desgracia y encerrándote, te enviaré una adorable novia. Seguro que ahora mismo estás haciendo esfuerzos inútiles para ver si puedes anular este matrimonio, pero la novia ya ha partido. Es una de mis chicas favoritas. Si la haces llorar, no te lo perdonaré.
Ya es hora de que seas feliz. Verte siempre con esa cara deprimente me pone de mal humor. ¡Deja que esa adorable novia te convierta en un idiota enamorado!
Posdata: No permitiré el divorcio.
De tu Cupido del Amor』
Alfred, el juguete del rey, leyó rápidamente la carta que llegó temprano por la mañana, y la arrugó en silencio con una sola mano.
En su mente apareció la cara bromista de Zylac, rey del Reino de Vanzell, alias el Cupido del Amor. Sin querer, Alfred apretó más de la cuenta el papel.
「¿Qué está pensando Su Majestad…?」
En el escritorio frente a él había una pila de gruesos libros.
Alfred llevaba desde la noche anterior haciendo lo que el rey llamaba “esfuerzos inútiles”.
Por eso, apenas había dormido.
Después de todo, fue anoche cuando se enteró de su propio matrimonio.
Por lo visto, el acta de matrimonio ya había sido aceptada en la iglesia.
Por supuesto, Alfred no recordaba haber firmado ningún acta de matrimonio.
Si lo hubiera sabido antes, tal vez habría podido detenerlo.
Pero cambiar algo decidido por el rey era casi imposible.
Si no podía anular el matrimonio, al menos podría divorciarse.
Con ese pensamiento, pasó toda la noche leyendo libros sobre divorcios. Pero parece que el rey tampoco pensaba permitirle eso.
「¿Quién en su sano juicio querría ser la esposa del “Duque Vendado”?」
A pesar de ser el cabeza de la distinguida Casa Ducal de Besqueler, Alfred era conocido por el apodo de “El Duque Vendado”.
Ese apodo se debía a que su cuerpo estaba cubierto de vendas y no mostraba ni un centímetro de piel.
Como noble que era, usaba ropa de caballero de buena calidad y su etiqueta en eventos oficiales era impecable.
Sin embargo, sus ropas siempre eran de un negro profundo que se fundía con la oscuridad, como un luto perpetuo, y las vendas blancas resaltaban sobre ese fondo, dándole un aspecto aún más lúgubre.
Su apariencia era tan peculiar que, a pesar de vivir recluido en su territorio, Alfred era famoso en la alta sociedad.
Y además, estaba su pasado.
Alfred era el único sobreviviente de la “Tragedia de la Casa Besqueler” ocurrida diez años atrás. Hasta hace cinco años, se le creía muerto.
Cuando reapareció, cubierto de pies a cabeza con vendas, todos quedaron sorprendidos.
Y como nadie podía verle el rostro, muchos comenzaron a decir que aquel hombre no era el verdadero Alfred.
Sin embargo, como el Rey Zylac lo reconoció oficialmente como el jefe de la Casa Besqueler, nadie podía negarlo abiertamente.
En su lugar, los rumores sobre lo tétrico del “Duque Vendado” no pararon de crecer.
Quedaba claro que esos rumores venían de quienes aún no aceptaban que fuera el verdadero Alfred.
Pero a Alfred eso le venía bien. Nunca tuvo intención de relacionarse profundamente con nadie.
Por eso, pensar que alguien quisiera ser la esposa de un hombre como él era ridículo.
Sin duda, había algún motivo oculto detrás de esta repentina boda.
Si la chica era una de las favoritas del rey, seguro que tenía alguna conexión con él. Tal vez había sido su amante.
(¿La chica se encariñó demasiado y el rey quiere deshacerse de ella casándola conmigo…?)
Este año, Alfred cumpliría ya veinticinco años.
Era una edad en la que casarse no parecía extraño.
Aunque Alfred no tenía la más mínima intención de hacerlo.
「Aun así… ¿Por qué yo?」
Había otros nobles solteros disponibles. ¿Por qué precisamente al “Duque Vendado”?
Debido a la deuda que tenía con el rey desde hacía cinco años, Alfred no podía oponerse abiertamente. Pero mientras no pidiera el divorcio de su parte, no habría problema.
De todas formas, al ver su aspecto, la chica sería quien acabaría rogando por el divorcio.
Cuando Alfred ya se había resignado a ese plan, escuchó que llamaban a la puerta de su despacho.
Quien entró fue Gordon, el mayordomo de la Casa Besqueler.
Un hombre que había servido a la familia desde que Alfred era niño.
Durante los cinco años que Alfred estuvo desaparecido, Gordon había mantenido la mansión.
Ahora, ya superando los setenta años, era un anciano de cabellos blancos, pero su diligencia seguía intacta.
「Mi señor Alfred, ha llegado el carruaje de su prometida.」
「Dile que se marche de inmediato.」
「Pero eso sería desobedecer una orden real. Yo aún no quiero morir. Por favor, mi señor Alfred, venga conmigo a recibirla…」
Ante las palabras de Gordon, Alfred suspiró profundamente. Aunque desconfiaba de casi todo el mundo, Gordon era una excepción. Siempre lo había cuidado, incluso ahora que era el “Duque Vendado”, y lo entendía mejor que nadie.
「Está bien… Iré personalmente a rechazarla.」
Alfred se puso de pie diciendo eso, y Gordon, con su rostro lleno de arrugas, le dedicó una amable sonrisa.
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